En México, el debate sobre la modernización de los servicios públicos está lleno de buenas intenciones, pero vacío de acciones concretas. Desde la salud hasta la justicia, y pasando por la seguridad, el acceso a la tecnología ha dejado de ser el principal obstáculo; lo que falta es voluntad política, planeación estratégica y una visión a largo plazo. Entonces, la pregunta persiste: ¿estamos realmente dispuestos a transformar nuestras instituciones, o seguimos atrapados en un ciclo de excusas?
La Salud: Un Sistema en Emergencia
El sector salud es un ejemplo claro de cómo la falta de digitalización afecta vidas humanas. En una época donde la inteligencia artificial puede diagnosticar enfermedades en minutos y los expedientes médicos digitales son comunes en otras partes del mundo, en México seguimos lidiando con papeles, filas interminables y corrupción.
Recuerdo una experiencia personal que resume esta problemática: mi padre, enfrentándose a un diagnóstico complejo, tuvo que recorrer múltiples hospitales solo para obtener su expediente médico. ¿Cómo es posible que un sistema tan vital dependa de trámites arcaicos? Con herramientas como bases de datos centralizadas y consultas en línea, podríamos no solo agilizar procesos, sino salvar vidas.
¿Por qué no implementar un sistema único nacional de salud digital? Este permitiría acceder a historiales clínicos desde cualquier hospital público, eliminaría la duplicidad de estudios médicos y reduciría los costos operativos. Pero, ¿quién está dispuesto a invertir en esto?
Justicia: Tecnología al Servicio de la Ley
Otro de los grandes retos es el sistema de justicia, donde las herramientas tecnológicas podrían marcar una diferencia monumental. En Estados Unidos, los procesos judiciales están completamente documentados y cronometrados desde el momento en que un oficial realiza una detención:
- Cámaras corporales: Cada interacción con un detenido queda registrada, asegurando transparencia y responsabilidad.
- Control del tiempo: Desde el momento del arresto, el sistema cuenta cada minuto. Esto garantiza que se respeten los derechos del detenido y que el proceso sea ágil.
- Acceso a expedientes digitales: No se gastan recursos en miles de copias físicas; todo está disponible en una base de datos accesible para jueces, abogados y policías.
En México, en cambio, seguimos operando con métodos del siglo pasado. Los policías, al no estar equipados con cámaras corporales, carecen de evidencia sólida en casos judiciales. Los expedientes siguen siendo físicos y la burocracia genera retrasos que afectan no solo la eficiencia del sistema, sino también la percepción ciudadana sobre la justicia.
Seguridad: La Diferencia Entre Palabras y Acciones
En términos de seguridad, la tecnología puede ser el punto de inflexión entre un sistema policiaco eficiente y uno obsoleto. Países desarrollados ya han integrado:
- Análisis en tiempo real: Cámaras de vigilancia conectadas a sistemas de inteligencia artificial, capaces de detectar comportamientos sospechosos.
- Drones y patrullas automatizadas: Reducen los tiempos de respuesta y amplían el rango de vigilancia.
- Monitoreo centralizado: Cada patrulla, oficial y operación está interconectada, eliminando puntos ciegos en la estrategia de seguridad.
En México, esta tecnología existe, pero su implementación es mínima. ¿Por qué? La respuesta es dolorosa: falta de voluntad política y priorización de intereses personales sobre el bienestar colectivo.
¿La Falta de Tecnología o de Visión?
La diferencia no radica en el acceso a la tecnología, sino en cómo se utiliza. Aquí es donde el liderazgo juega un papel crucial. Por ejemplo, Claudia Sheinbaum, con su formación académica, ha demostrado una capacidad para matizar y abordar temas de cooperación internacional sin caer en discursos simplistas. Pero, lamentablemente, no todos los funcionarios cuentan con esa preparación.
La retórica populista y las declaraciones irresponsables, como «traición a la patria», no solo evidencian una falta de conocimiento, sino que también dañan nuestras relaciones internacionales. Es vital que nuestros líderes comprendan que la profesionalización y la tecnología son pilares para construir un México más seguro, justo y eficiente.
Conclusión: El Futuro Está Aquí, ¿Estamos Listos para Tomarlo?
México tiene la capacidad de adoptar herramientas tecnológicas que transformen sectores críticos como la salud, la justicia y la seguridad. Lo que falta no es dinero ni acceso a la tecnología, sino voluntad política, visión estratégica y una ciudadanía dispuesta a exigir resultados.
Porque, al final del día, la tecnología no resolverá nuestros problemas por sí sola. Necesitamos líderes preparados, sistemas transparentes y, sobre todo, una sociedad que esté dispuesta a aceptar el cambio.
¿Estamos realmente listos para dar este paso, o seguiremos atrapados en el mismo discurso mientras el mundo nos deja atrás?